Los hombres están un grado por encima de ellas
El Corán, II: 228
El islam es para Occidente el rostro concreto, real, de la alteridad
insoportable a su dominación, con frecuencia hasta la obsesión,
tal vez hasta la exasperación. De las Cruzadas hasta Stif, de la
inquisición al Polisario, del orientalismo a las mil y una noches,
nuestras memorias colectivas encuentran los monstruos interiorizados mediante
la cultura impuesta. Son ellos, los fantasmas internos, los que justifican
todos los poderes que, en los últimos tiempos, se obstinan en repetir:
“Occidente no puede perder esta guerra”, a pesar del clamor
y del dolor manifestado por miles y miles de personas. Por tanto, obviando
la demencia nuclear, creemos que la potencia brutal no se puede imponer
gratuitamente a otras civilizaciones, menos todavía en nombre de
Dios. |