Del desierto,
Surge la flor solar.
Y de las dunas descienden los destellos de luz.
Besa, oh Sol mi cuerpo-oasis,
Besa pues el lienzo de mis ojos.
Refleja en los límites de mi mirada de hombre la luz de tu
día.
Hoy dunas de arena,
Hoy cimas de árboles y otras cosas inaccesibles
Mi corazón se conmueve,
Mi cuerpo se rompe.
Hoy,
Polvo de la tierra
Desecho del mundo
y puertas cerradas al soplo
el poeta revive
el poeta enloquece
el poeta escucha.
Hoy,
Tristeza arrastrada sobre las playas desiertas
Tristeza en vuelo alegre de las golondrinas
El dulce murmurar de las cosas
Que no saben de tristeza
Hadedh Djedidi, Rien que le fruit pour toute bouche,
1986.